La flor,
el libro...
Un libro
de silencios y páginas blancas,
de ciudades que no vivo,
de patrias que no tengo.
Tormentas de memoria,
rayos de memoria,
truenos de olvido.
Llueve a cántaros la memoria
y se disipa.
las páginas blancas se van llenando
de letras amorfas... (puntos suspensivos),
de futuros inciertos,
de presentes pasados.
Llega a la ciudad un aire de nostalgia
y se presenta con el nombre de Amelia.
Amelia llega con sus pétalos de colores
y el viento la pasea, ella intempestiva,
por la ciudad en silencio.
Y la nostalgia, es decir Amelia,
trae consigo la memoria.
Y ya no se recoge de la lluvia
sino que se llora,
se grita con desespero,
o se ve en los rostros pálidos
de algunas gentes.
Daniel Gutiérrez Giraldo
jueves, 15 de abril de 2010
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